Como un niño que se
tira por el tobogán
cierras los ojos e
imaginas que estás en otro lugar
que no eres tú
quien cae
y que el aire que
sopla en tu cara
amortiguará tu
caída
como un niño que
baja por el tobogán
gritas que te miren
sin mirar a dónde caes
pides atención sin
prestarla a los demás
y no quieres llegar
nunca
y no quieres saber
dónde
como un niño que
cae por el tobogán
te quemas las manos
en el frío metal
y te dejas las
suelas en el borde afilado
porque ya no es nada
divertido
pero no hay puertas
de salida
como un niño que se
precipita por el tobogán
ríes y no sabes por
qué
lloras y no sabes
por qué
tienes miedo y no
sabes de qué
solo sabes que caes
como un niño
al que tiran
por el tobogán.
Yo, cuando me tiraba por el tobogán caía siempre de culo. Cuando me tiraban, bajaba de cabeza o de espaldas. Hoy al ver tu tobogán no he podido contenerme y me he desplazado literariamente hasta el último verso y entonces he comprendido que seguimos siendo niños, y yo me he emocionado con tu poema. ¿Será porque aún sigo siendo niño? Lo que sí sé, es que eres un Gran Poeta y te felicito. Repito, TE FELICITO. El día 14 nos vemos en el Ateneu.
ResponderEliminarGracias Antonio. Me emociona que te emociones. Solo nos queda esperar que caigan por el tobogán los que de verdad lo merecen. Un abrazo y nos vemos en el Candela.
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