El tobogán


Como un niño que se tira por el tobogán
cierras los ojos e imaginas que estás en otro lugar
que no eres tú quien cae
y que el aire que sopla en tu cara
amortiguará tu caída

como un niño que baja por el tobogán
gritas que te miren sin mirar a dónde caes
pides atención sin prestarla a los demás
y no quieres llegar nunca
y no quieres saber dónde

como un niño que cae por el tobogán
te quemas las manos en el frío metal
y te dejas las suelas en el borde afilado
porque ya no es nada divertido
pero no hay puertas de salida

como un niño que se precipita por el tobogán
ríes y no sabes por qué
lloras y no sabes por qué
tienes miedo y no sabes de qué
solo sabes que caes

como un niño
                       al que tiran
                                           por el tobogán.

2 comentarios:

  1. Yo, cuando me tiraba por el tobogán caía siempre de culo. Cuando me tiraban, bajaba de cabeza o de espaldas. Hoy al ver tu tobogán no he podido contenerme y me he desplazado literariamente hasta el último verso y entonces he comprendido que seguimos siendo niños, y yo me he emocionado con tu poema. ¿Será porque aún sigo siendo niño? Lo que sí sé, es que eres un Gran Poeta y te felicito. Repito, TE FELICITO. El día 14 nos vemos en el Ateneu.

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    1. Gracias Antonio. Me emociona que te emociones. Solo nos queda esperar que caigan por el tobogán los que de verdad lo merecen. Un abrazo y nos vemos en el Candela.

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