Ahogado
en el silencio de tus gritos
oí
una voz que me susurraba
cegado
por la visión de tu rostro
vi
una luz que me mostraba el camino
perdido
en el laberinto de tus actos
encontré
una solución a mi problema:
decidí
recordarme que tenía que olvidarte
pero
cada vez que me lo recordaba
desolvidaba
lo olvidado.
Menos
mal que al final me di cuenta
que
eras tú quien me susurraba
que
eras tú la luz que me alumbraba
que
eras tú quien me perdía
al
recordar nuestros encuentros.
Así
que ahogado, cegado y perdido
seguiré
esperando tu respuesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario