Tengan
dulces sueños, señores ministros
esta
noche cuando se acuesten.
Tengan
dulces sueños, señores ministros
esta
noche cuando arropen a sus hijos.
Tengan
dulces sueños y descansen, señores ministros
y
piensen por un momento
mientras
se tapan con sus mantas
lo
que podría amanecer mañana.
He
soñado un mañana
donde
los ríos cantan y no ahogan
donde
la lluvia ríe y no llora
donde
las bolsas cotizan en sonrisas
y
todas lucen en verde esperanza.
Porque
en ese mañana, señores ministros
ustedes
siguen durmiendo en sus camas
aferrados
a sus colchones
sobre
sus trapos sucios y sus sucios millones.
En
ese mañana, señores ministros
trabajamos
duro por el futuro
que
queremos dejar a nuestros hijos
y
no por el pan de ayer
que
nunca llegó a nuestras bocas.
No
sabrán, señores ministros
por
azar o casualidad
quién
se comió nuestra ración.
No
sabrán, señores ministros
calentitos en sus camas
lo
que nos cuesta dormir a nuestros hijos
contándoles
cuentos para que olviden
el
frío y el hambre que los acechan.
Por
qué nos cuentan, señores ministros
los
mismos cuentos cada día
como
si quisieran dormirnos como a niños.
No
se dan cuenta, señores ministros
que
mientras duermen
y descansan en sus camas
seguimos
luchando por ese mañana.
No
les asusta, señores ministros
que
llegue un día en el que despierten
y
nos encuentren a todos levantados.
No
les aterra, señores ministros
que
ese mañana, pueda ser mañana.
Tengan
dulces sueños, señores ministros
que
tengan dulces sueños, señores ministros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario