Pedro
ama a María.
Locamente.
La
ama a pesar de sus defectos.
Porque
María tiene defectos.
Incontables.
La
mamá de María no sabe contar.
Ni
manzanas.
Ni
coches.
Ni
árboles.
Ni
los defectos de María.
Que
son muchos.
Por
eso María la quiere.
Con
locura.
Como
Pedro ama a María.
Pedro.
Que
ama a María.
María.
Que
quiere a su mamá.
La
mamá de María.
Que
no quiere a Pedro.
Ni
lo ama.
Más
bien lo odia.
Y
Pedro lo sabe.
Y
María lo sabe.
Pero
finge no saberlo.
Pedro
también finge.
No
saber que María lo sabe.
La
mamá de María no finge.
No
sabe fingir.
Ni
contar.
Ni
peras.
Ni
motos.
Ni
pájaros.
Los
pájaros tampoco saben contar.
Ni
cerezas.
Ni
ramas.
Ni
mamás.
Pero
eso no importa.
A
la mamá de María no le importa.
Ni
a María.
Ni
a Pedro.
Les
importan otras cosas.
Amar
a María.
Querer
a mamá.
Odiar
a Pedro.
Porque
no quiere a su mamá.
Y
a las mamás se las quiere.
Eso
lo sabe la mamá de María.
Que
no sabe fingir.
Que
no sabe contar.
Como
los pájaros.
Que
pían.
Que
vuelan.
Que
tienen plumas.
Que
ponen huevos.
Pero
la mamá de María no pía.
Ni
vuela.
No
tiene plumas.
No
pone huevos.
No
es un pájaro.
Es
la mamá de María.
Y
es la mamá de Pedro.
Pedro
y María son hermanos.
Pedro
ama a su hermana.
Locamente.
Y
María quiere a su mamá.
Con
locura.
Y
ama a su hermano.
Porque
María ama a Pedro.
Y
Pedro ama a María.
Pero
son hermanos.
Y
su mamá no lo aprueba.
La
mamá de María.
Que
es la mamá de Pedro.
Que
no es un pájaro.
Aunque
no sabe contar.
Como
los pájaros.
Que
cantan.
Que
pían.
Que
vuelan.
Que
tienen plumas.
Que
ponen huevos.
La
mamá de María también canta.
Pero
no es un pájaro.
Es
la mamá de Pedro.
Y
llora porque sus hijos se aman.
Y
los pájaros no lloran.
Son
felices.
Y
mamá quiere ser feliz.
La
mamá de María.
La
mamá de Pedro.
Podría
hacerse pájaro.
Ella
canta.
Podría
piar.
Y
ponerse plumas.
Pero
no podría volar.
Ni
poner huevos.
Eso
habría estado bien.
Poner
huevos.
Pedro
dentro de un huevo.
Frito.
Revuelto.
Duro.
Por
amar a María.
Su
hermana.
Y
hacer llorar a su mamá.
Se
lo merece.
Es
un huevón.
Pero
María.
Que
quiere a su mamá.
Y
ama a su hermano.
No
puede más.
No
sabe qué hacer.
Pero
sabe fingir.
Y
contar.
Ciruelas.
Aviones.
Flores.
Lágrimas.
Como
las de su mamá.
Y
ya no quiere fingir.
Quiere
gritar.
Que
ama a Pedro.
Quiere
chillar.
Que
quiere a su mamá.
Y
grita:
Te
amo.
Y
chilla:
Te
quiero.
Y
Pedro se enfada.
Y
su mamá se enfada.
La
de Pedro.
La
de María.
Que
no sabe fingir.
Que
no sabe contar.
Que
canta.
Pero
no pía.
Ni
vuela.
Ni
tiene plumas.
Ni
pone huevos.
No
es un pájaro.
Pero
quiere serlo.
Está
un poco loca.
Y
María lo sabe.
Que
es por su culpa.
Porque
ama a su hermano.
Y
decide matarse.
Quitarse
la vida.
Quitarse
de en medio.
Sube
al tejado. Ahora puede contar.
Se
asoma a la calle. Dos pájaros.
Y
salta al vacío. Un pájaro.
No
vuela. Ya no puede odiar.
No
es un pájaro. Y ya no puede querer.
Pero
sabe contar. Porque se amaban.
Una
ventana. Ha matado a sus hijos.
Dos
ventanas. Porque está loca.
Tres
ventanas. Aunque quiere serlo.
Cuatro
ventanas. Porque no es un pájaro.
Ya
no ama a Pedro. Ni pone huevos.
Ya
no quiere a su mamá. Ni tiene plumas.
Ya
no tiene que fingir. Ni vuela.
Está
muerta. Pero no pía.
Como
la mamá de su mamá. Que canta.
Que
es su abuela. Ni contar.
Y
la de Pedro. Que no sabe fingir.
Que
aún la ama. La de Pedro.
A
María. Y la mamá de María.
Que
está muerta. Está muerto.
Pedro
quiere estar con María. Ya está con María.
Quiere
estar muerto. Cuatro ventanas.
Sube
al tejado. Tres ventanas.
Se
asoma a la calle. Dos ventanas.
Y
salta al vacío. Una ventana.
No
vuela. Pero sabe contar.
Tampoco
es un pájaro.
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