Nos acercamos al sistema
solar. Eso me ha dicho E27. En nuestro compartimento se notan los
nervios. No sabemos qué tipo de misión debemos llevar a cabo, lo
único que sabemos es que nos dirigimos a la Tierra. Todos hemos oído
hablar de ella, pero el miedo a lo desconocido puede más que la
curiosidad. Frente a mí los cuerpos de los jóvenes tiemblan bajo
sus trajes azules. Pertenecen al Grupo 5, o sea respiran nitrógeno.
E27 es uno de ellos. A mi lado estamos los del Grupo 6, respiramos
oxígeno, como los humanos de la Tierra. Nos necesitan a ambos en
esta misión, ya que la atmósfera de la Tierra se compone de un 80%
de nitrógeno y un 20% de oxígeno. Nosotros somos los más aptos, ya
que el elevado porcentaje de nitrógeno agota enseguida a los Grupo
5. Eso no es problema donde vivimos ahora, en planetas sin atmósfera,
donde las necesidades energéticas se suministran en cómodas
cápsulas. Ellos, los que no bajarán a la Tierra, dirigen la nave y
la misión, al igual que el universo conocido. Son los nobles, pues
su fuente energética es el helio.
Ahora ya estamos en la
cápsula de descenso. Los grises de su interior contrastan con el
planeta azul sobre el que nos precipitamos. Queda poco para llegar a
la altura de lanzamiento. Cada uno lleva sus indicaciones y será
lanzado en distintos lugares. No nos es permitido hablar entre
nosotros. Yo soy el primero en salir. Se abre el paracaídas y
desciendo lentamente. Observo los vivos colores, tan diferentes del
lugar de donde venimos. Una vez en el suelo activo mi ordenador. La
atmósfera es respirable y desconecto el suministrador de oxígeno.
Inspiro profundamente y me invade una sensación extraña, pero
agradable. No sabría describirla. Enciendo el localizador y empiezo
a andar hacia el objetivo sin dejar de admirar aquel bello lugar.
Infinitud de formas desconocidas se cruzan delante de mí. Mi sensor
biométrico me indica actividad biológica en todas ellas. Realmente
es un lugar sorprendente. Pero antes de lo que quisiera ya he llegado
a mi objetivo. Cuanto antes termine con mi trabajo más tiempo tendré
para curiosear, pienso mientras deposito la pequeña caja metalizada
en el sitio indicado por el ordenador. Ya está, enciendo el
dispositivo y me dispongo a volver al punto de encuentro disfrutando
al máximo de lo que veo. Pero algo más rápido que mi sensor
biométrico se me ha acercado demasiado. Todo se vuelve negro.
Cuando despierto todo ha
cambiado. El lugar es oscuro. No tengo encima ninguno de mis
dispositivos y no sé ni dónde me encuentro ni el tiempo que ha
pasado. Entra un grupo de personas y hablan entre ellos. Parecen del
Grupo 6, pero no entiendo lo que dicen. Les pregunto algo, pero
parece que tampoco ellos me entienden. Un nuevo grupo se aproxima y
discuten acaloradamente. Al fin uno de ellos se dirige a mí:
-¿Cuántos artefactos más
hay? -me pregunta en mi idioma. El inconfundible tono de voz me
indica que es un noble, yo la miro, es una mujer. Puede ser una
prueba y prefiero no decir nada, una de las reglas cósmicas de las
misiones es guardar discreción-. ¿Sabes a qué has venido? -insiste
ante mi silencio.
-Soy F48, Grupo 6, en misión
de exploración.
-Eso ya lo he visto en tu
traje, lo que quiero saber es si realmente sabes a lo que habéis
venido -a pesar de ser noble su tono es amable-. No soy como tus
superiores, al igual que tú no me gusta el orden actual de las
cosas, por eso vivo aquí desde hace años. Pero tienes que ayudarme.
Mi mutismo hace que desista
en su interrogatorio. Salen todos. Entonces me doy cuenta que en la
habitación hay alguien más. Me resulta familiar.
-Deberías ayudarles, yo lo
he hecho- me dice.
¡Claro! Es E13, el
inseparable compañero de E27. También a él lo han cogido. Respira
con dificultad, demasiado nitrógeno sin duda.
-Las cajas que hemos
distribuido -prosigue- harán volar el planeta en pedazos. Ése es el
verdadero objetivo. ¿No has reconocido a la mujer?
-Era un noble, para mí todos
son iguales -le contesto.
-Ella no. ¿No recuerdas las
purgas del último cambio de mando? Ella era una de las líderes de
la otra vía, y la única que escapó. Aquí están a punto de lograr
lo que nos dijeron que era imposible. ¡El hidrógeno como única
fuente de energía para todos! Se acabaron las diferencias entre
nosotros, no más trabajar en las nebulosas de helio. ¿Te lo
imaginas? ¡Y nosotros estamos a punto de acabar con todo! -me dice
excitado.
-Si no te conociera diría
que te estás hipernitrogenando -digo de pasada-. Puede que tengas
razón en cuanto a los planes de los nobles, pero ya hace tiempo que
he dejado de creer en utopías igualitarias. ¿Sabes? A veces pienso
que lo mejor es no respirar. ¡Al agujero negro con todos! Pero nunca
consigo aguantar mucho. La apnea permanente es lo único que
realmente nos haría iguales.
-Ya, un suicido colectivo.
Los Grupo 6 jamás dejaréis atrás esa sensiblería -dice mirando
por una pequeña ventana-. Acércate. Puede que tu sueño esté a
punto de cumplirse.
Y desde nuestro punto de
observación una deslumbrante explosión nos sume en la más completa
oscuridad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario